Aceptación
La sequía quema las cuencos haciéndolos polvo,
La lluvia ligera es un rocío de burla.
Recibe sin quejarte,
Trabaja con el destino.
Cuando el campo es asolado por la sequía, es inútil quejarse. Incluso cuando la ligera lluvia falla en humedecer el reseco paisaje, deberíamos aceptar lo que sucede.
La aceptación no significa fatalismo. No significa capitulación a alguna predestinación aplastante. La Aceptación es creer en actuar dentro del marco de las circunstancias. Por ejemplo, en una sequía, se prepararán almacenando toda el agua que haya disponible. Eso es acción sensata. No plantarán un jardín de flores que requiera un montón de agua. Eso es ignorancia y egotismo.
La aceptación es un acto dinámico. No debería indicar inercia, estancamiento o inactividad. Uno debería simplemente establecer qué es lo que requiere la situación e implementar lo que uno cree que es lo mejor. En tanto que los propios actos estén en concordancia con el momento y uno no deje residuos descuidados, la acción es correcta.
Aceptar es entender que las cosas suceden de la manera en que ocurren, sin tantas explicaciones lógicas o fantasismo, no aceptar es imponer la resistencia a que las cosas son como se nos revelan y esa resistencia no hace bien porque el dolor y el sufrimiento se potencia y en eso nos perdemos como seres, dejando de lado maravillosas oportunidades que nos esperan.
Aceptemos, es una manera linda de vivir y de ser uno con el mundo, aceptar es entender que las cosas suceden de acuerdo a un sentido mayor y que si suceden es que así tiene que ser.
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