miércoles, 23 de octubre de 2013

La Fe, el nombre de la fuerza que nos impulsa


Fe 


A pesar de saber, seguir creyendo.
Aun si te has tropezado, ponerse de pie y andar.
Si el cielo gris se puso, pronto brillara el celeste eterno
Aunque sin dios arriba, con dios adentro.

No hay dios en el sentido de un padre o madre cósmicos que proveerá todas las cosas a sus hijos. Tampoco hay alguna burocracia celestial para la petición. Esos modelos no son descripciones de un orden divino, sino que son proyecciones de modelos arquetípicos, hoy ya obsoletos

Sin embargo no nos funciona el abandonar totalmente la fe, necesitamos de la fe, no porque hayan seres que nos castigarán o recompensarán, sino porque los dioses son formas maravillosas de describir las cosas que nos pasan.

La fe no debería debilitarse porque nos pasan cosas malas o porque se mueren nuestros seres queridos. La buena y la mala fortuna no están en manos de los dioses, así que es inútil culparlos. La fe tampoco necesita ser confirmada por alguna ocurrencia objetiva. La fe es auto afirmada. Si mantenemos la fe, tenemos sus recompensas. Si nos volvemos mejores personas, nuestra fe tiene resultados. Somos nosotros los que creamos la fe, y es a través de nuestro esfuerzo que la fe es validada.

La Fe no reside en ninguna casa que pregona alguna religión o ritos milagrosos, la fe reside en un simple y único lugar: dentro de cada uno.
Esta en nosotros mirar hacia adentro, mirarnos sin miedo a lo que podamos encontrar, mirarnos hacia adentro es encontrar la Fe que disipa miedos, dudas y nos impulsa hacia adelante con fuerza, decisión y una sonrisa que representa el mejor arco iris que la naturaleza nos puede regalar.

Cree con Fe, dale lugar a la Fe y aliméntala para que crezca y se haga grande y sabrás que la fe que uno tiene es lo que uno mismo es.

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