Ninguno tiene el derecho de juzgar a otra persona, aunque acostumbrados por esta sociedad, aceptamos la necesidad de reglas pautadas.
Cuando nos alejamos de la naturaleza y nos emergemos en el mundo de las personas, entramos al mundo de las dualidades.
Comparamos ideas, conceptos y opiniones para encontrar la concordancia correcta.
Todos debemos examinar las circunstancias de la vida, del curso que hemos vivido y que viviremos mas adelante.
Hacemos de juez y acusado, al llegar al final del dia tenemos que examinar: ¿si lo he hecho bien o malgaste mi existencia en este dia?
Solo en uno esta el poder de decirlo, el resto son espectadores de una existencia que cada día se renueva con cosas buenas o no, nada es igual al ayer y mismo las opiniones y los juicios, ser uno con su manera de ver la vida es respetable y si lo somos con uno, debemos serlo con el otro.
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