Destino
Disipa el tiempo
Y harás que
Se disipe el destino
El destino es la fuerza que interfiere con nuestras vidas, arruinando las cosas en el peor momento. Sin embargo lo que llamamos destino no es más que las consecuencias de nuestras propias acciones. Cada vez que actuamos, generamos una cadena de eventos que está completamente atada a nosotros. Mientras más rápido huimos de esos vínculos, más rápido nos siguen. No pueden ser cortados; cada uno de nuestros actos nos amarra más.
El elemento operativo aquí es el tiempo. Los eventos del pasado son la maldición. Los seguidores principiantes del Tao aprenden a manipular el pasado, presente y futuro. Aprenden cómo operan las circunstancias y buscan sacar partido de ello. Los seguidores más avanzados del Tao evitan este proceso de manipulación. Eliminan toda consideración al pasado, presente y futuro como definiciones a fin de negar el concepto de destino.
Para lograr un estado de ser donde no hay pasado que le pese al presente y ningún futuro a ser determinado, los seguidores del Tao deben alcanzar una profunda fusión con el Tao. Entonces el seguidor no actúa de forma diferente de lo que lo haría el Tao. No hay destino que se les oponga, porque son la existencia, son la causa, son el Tao mismo.
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