Antes que el sol rociara la tierra con sus rayos
nuestros ojos despertaron en una mirada cómplice
los labios húmedos marcaron el camino de los dos
sin palabras que decir, ningún pensar que analizar.
Lentamente nos fuimos abrazando
nada hacia parecer que el día avanzaba
tu cuerpo se pego al mio y el tiempo se detuvo
y nuestra rutina quedaba congelada.
Todo era vertiginoso en sutil calma
nada nos apuraba, todo iba en paciencia
tus besos bañaban mi alma
mi alma resucitaba.
La cama se deformaba en besos fulgurantes,
nos trenzábamos para nos soltarnos
los cuerpos se mimetizaban raudamente
y aunque el tiempo hostigaba, nada nos importaba.
Aclarando el día fue avisando
que la rutina esperaba en la puerta
con las ropas arrugadas y el tiempo correteando
fue tu voz la que anuncio el final nada deseado.
Nuestros ojos seguían conectados en impulsos
lo eterno pronto se diluyo como granos de arena
te vestías fugazmente y en un abrazo te atrape
para llevarme conmigo tu delicioso aroma.
Ahora el tiempo nos castiga bajo la niebla
por no darle nuestra atención cuando la requería
mientras te ibas apurada tras mi mirada perdida
preocupado porque el tiempo no te alcanzara.
Con un mensaje el perdón mio viajo en palabras
nada quería que te perjudicara
tu belleza se vestia de bondad y me decias:
esta mañana, la demora fue preciosa.
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