Desastre
Noche negra y muda,
Fuego repentino.
Destrucción.
"El desastre golpea en su propio momento. Es tan aplastante que no podemos hacer otra cosa que aceptarlo. Altera el curso de nuestros días, nuestro trabajo, nuestro pensamiento mismo. Aunque es tentador resentir el desastre, no es muy útil hacerlo. No podemos decir que el desastre actuó con malicia contra nosotros, aunque pueda haber sido mortal, y es difícil decir que ha “arruinado” nuestros planes: De un golpe cambia las bases mismas del día.
El desastre es natural. No es la maldición de los dioses, no es un castigo. El desastre resulta de la interacción de fuerzas: el terremoto de las presiones en la tierra, el huracán del viento y la lluvia, incluso el fuego accidental producido por una chispa. Nos urge preguntar “¿Por Qué?” en la estela de un gran desastre, pero no debemos dejar que la superstición interfiera con la aceptación desapasionada. No hay ningún dios enviándonos destrucción.
Los desastres pueden cambiarnos profundamente, pero pasarán. Debemos ser fieles a nuestras más profundas convicciones y recordar nuestras metas. El que permanezcamos cenizas o nos convirtamos en el fénix depende de nosotros."
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